lunes, 18 de febrero de 2008

De profesores y maestros...

La semana pasada comenzaron de nuevo las clases, lo cual no suele ser una gran alegría...
Pero cual fue mi sorpresa cuando, el miércoles, tras conocer a una entrañable profesora que se sentaba a nuestra misma altura y que opinaba que el mundo sería mejor si todos nos diésemos más abrazos y besos, llegó a mi clase el mejor profesor del mundo.
Esta última afirmación no tiene discusión, cualquiera que estuviera en esa primera clase pensaría lo mismo.
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Se llama Juan Miguel, tiene unos 50 años y un acento catalán que no puede esconder, el pelo muy repeinado hacia atrás y unas orejillas muy graciosas. Lo que sucedió entre él y las 50 personas que había en clase fue algo imposible de definir.
La clase magistral que nos dio no dejó indiferente a nadie. En dos horas nadie se movió de su silla, es más, aún después de esas dos horas nos costó hacerlo.
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Todo comenzó cuando asomó la cabeza y se aseguró de que era su clase. Tras esto, comenzó a dar la mano a todos y cada uno de los alumnos con una agradable sonrisa y un: buenos días, qué tal? encantado, ante la cara de desconfianza y confusión todos.
Cuando todo el mundo, callado y sentado, miraba espectante a ese curioso hombrecillo, empezó su clase. Como primeras impresiones: Vaya... parece interesante... un hombre agradable... poco a poco y con todo nuestra atención puesta en él nos explico lo relevante de lo que venía a enseñarnos, la importancia de tener principios, y cuales eran los suyos.
A partir de aquí y casi sin quererlo, cuando ya se había ganado nuestra simpatía, empezaron a sucederse una serie de historias y anécdotas que llenaron lo que quedaba de clase. Lágrimas por nuestra parte, y emoción por la suya, aunque intentaba evitarlas.
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No voy a contar todo lo que nos dijo porque, además de que no puedo hacerlo como él y pierde mucho a través de cualquier otra persona, sería realmente largo... (además de que he contado la historia a todo el que me he encontrado desde entonces... jeje, pero vamos, que si alguien está interesado se lo cuento encantada... :D)
Sólo digo que fue la clase más motivante (y no sólo para mi) que nos han dado nunca, que nos hizo salir de allí de forma diferente a la que entramos, que nadie se quedó indiferente... Abrazos y besos entre nosotros hubo más que nunca.
Desde entonces tengo una extraña sensación de tranquilidad y de cierta felicidad, de que las cosas pueden ir bien.
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La clase ya no es igual...
Y todos esperamos con la mano extendida a que llegue nuestro MAESTRO.
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Y la de cosas que quiero escribir más...

6 comentarios:

elhefe dijo...

Joooo yo también quiero pensar que todo pueda ir bien. Cuéntanos la historia!!!
Un saludo hacia mucho que no te escribía.

Isa dijo...

Jejeje. Es verdad! Llevaba mucho sin saber de ti!
Está bien, te contaré la historia un día de estos.
Un beso!

Anónimo dijo...

Vaya vaya...

Por mi país tb hay grandes maestros...

;)

Isa dijo...

Jajaja.

Vaya vaya... este Arthur... seguro que has entrado aquí desde el blog de unos de tus queridos minis...

:P

Anónimo dijo...

Isa...se te echa de menos... :-)

Isa dijo...

Gracias... :-)